5 consejos para tener inteligencia emocional en los negocios.

Tú y yo somos personas que en ocasiones tomamos decisiones llenos de emociones. Algunas personas carecen de inteligencia emocional para controlar estos sentimientos que los embargan todo el tiempo. Porque así como yo, quiero que también sepas cómo controlar tus sentimientos para que dejen de jugar en contra tuya y comiences a tomar el control sobre ellos y poder decidir inteligentemente.

Y déjame decirte que no está mal, es de lo más natural tener emociones. Es nuestro sistema de defensa y si no las tuviéramos seríamos robots. Somos seres humanos, estamos hechos de emociones. Pero, como emprendedor debes aprender a manejar estas emociones cuando intentan jugar en tu contra.

Emprender no es para todos, siempre digo eso. ¿Por qué no es para todos? Porque es cierto que todos queremos los grandes resultados y la brisa de la cima, pero no todos están dispuestos a pagar el precio por llegar a lo más alto. La mayoría de las personas quieren un éxito inmediato, el reconocimiento instantáneo y se olvidan que el éxito se construye trabajando día con día por él.

Las personas que se viven quejando de sus resultados no hacen nada para cambiar los efectos en su vida. Aquellos que no han emprendido es porque tampoco han puesto orden en los mismos, así como no han decidido cambiar sus hábitos diarios, tanto financieros como de su vida general. Quieren mejores o diferentes resultados pero siguen haciendo lo mismo. Buscan tener más dinero y se la pasan gastando, comprando cosas innecesarias o no se educan financieramente.

Todos tus resultados son efectos de lo que haces siempre. Si sigues despilfarrando dinero sin conciencia alguna ¿cómo esperas obtener más dinero? Emprender requiere de disciplina y compromiso, solo aquellos que están dispuestos a sacrificarse son los que tienen una mayor oportunidad de lograr aquello que se propongan. Respóndete esto: ¿estás dispuesto a pagar el precio para ser un gran emprendedor?

Las emociones te dominan

¿De cuántas decisiones no has tenido arrepentimiento? Quiero suponer que un gran número de decisiones las has tomado con base a un sentimiento. Cuando te exaltas y le gritas a un persona, es debido a que sentías mucha ira, molestia u otro sentimiento mucho más grande. La causa de tu sentimiento quizá se deba a la situación presente, pero el resultado final es causa de tu falta de control emocional.

Cuando gritas o dices algo y hieres a otra persona que no debiste, es efecto de la poca inteligencia emocional con la que cuentas. Sin embargo, al igual que con tu inteligencia intelectual, es posible trabajar sobre ella. Es posible aprender a controlar la ira que sientes en ese momento y ser racional al momento de decidir o pensar en este tipo de situaciones. La decisión de cambiar es tuya.

¿Qué ocurre cuándo eres consciente de que debes mejorar el control de tu emociones?

  • Eres más racional en las situaciones de mucha presión.
  • Tomas consciencia de que tus actos irracionales causan un gran impacto en tus resultados.
  • Desarrollas una inteligencia o capacidad para detectar cuándo un sentimiento está decidiendo por ti.

Las emociones intentarán dominarte siempre, porque estás programado para desarrollar una defensa antes situaciones que presenten peligro para ti. Si alguien te ataca lo más seguro es crear una defensa que nos ayude a estar intactos. Tus emociones cumplen con la misma función, son esa barrera que no te permitirán que te suceda algo. Si alguien hace un acto contra ti, probablemente reacciones con ira y enojo, este sentimiento lo canalizas y finalmente terminas expulsándolo a través de palabras o actos que pueden herir.

Estas emociones negativas no son las únicas que pueden jalar hacia abajo. Emociones como el amor, la alegría o el placer pueden nublar tu mente y hacerte tomar decisiones a través de tu instinto. ¿Tienes alguna idea de cuándo este tipo de emoción te ha afectado? Un ejemplo muy claro es cuando compras un producto o servicio que te ha parecido muy agradable.

¿Qué haces cuándo un producto te gusta? Revisas tu cartera y vas con la intención de comprarlo. Aquí es donde tu emoción juega un papel importante. En esos momentos solo puedes pensar el lo hermoso que se vería en tu sala, cuarto, comedor o cuando lo tengas puesto (en caso de las prendas). Lo miras con ojos de deseo porque te parece increíble y sientes la necesidad de comprar aunque probablemente no lo necesites.

Puede que para ti no tenga un gran impacto, pero son situaciones que repercuten en tu área financiera y personal. Piensa ¿cuántos productos (ropa, zapatos, accesorios, entre otros productos o servicios) has usado una única vez y no has vuelto a hacer uso de ellos? Las personas con falta de control sobre sí mismos suele hacer esto. Afectar su estado financiero por placeres inmediatos y no digo que está mal. Simplemente digo que hay que saber evaluar cuándo no dejarnos arrastrar por una emoción.

¿Qué tan inteligente eres?

Tu inteligencia no solo se basa en el aspecto intelectual, claro que es importante, pero ser inteligente intelectualmente no siempre te asegura serlo emocionalmente. Por lo general, las personas no son conscientes de sus emociones. Tienen el sentimiento, pero nunca son claros consigo mismos. No se detienen a pensar en qué podría estar influenciando sus actos o el motivo por el cual hacen lo que hacen.

Existen personas que no son sinceras con ellos mismos. No dicen: “Me siento molesto, mejor dejemos la conversación hasta aquí porque estoy influenciado por el enojo”. Al contrario, se dejan llevar y después de que hayan causado el impacto buscan justificantes que les ayuden a comprar sus propias ideas. Ellos no lo saben, pero carecen de inteligencia emocional. Y no lo saben porque nunca se han detenido a pensar profundamente que están sufriendo las consecuencias del descontrol de sus emociones.

La inteligencia emocional comienza conociéndose uno mismo, ¿qué tanto te conoces? Como mencioné anteriormente, ser inteligente con tus emociones implica identificar los momentos en los que te estás dejando llevar por ellas. Reconocer los momentos en los que no estás siendo completamente racional y no piensas en las consecuencias que determinados actos pueden traer resultados negativos o positivos a tu vida.

Identificar este tipo de situaciones es necesario si quieres nuevos resultados, no solo en tu vida, sino también en los negocios, pero sobre todo en el área financiera. Por eso sé siempre claro contigo mismo. ¿Cómo? Puedes comenzar haciéndote esta serie de preguntas en cualquier momento en el que hayas podido percibir que estás en un descontrol o percibas una emoción muy grande:

  • ¿Qué emoción es la que estás sintiendo?
  • ¿Qué es lo que está provocando en ti o cómo está influyendo?
  • ¿Cuánto dominio de tu racionalidad tienen tus sentimientos en tu toma de decisiones?
  • ¿Quién está dirigiendo? ¿Tu emoción o tu sistema racional?

En ocasiones puede ser difícil recordar o tomar consciencia cuando estás abordado por cualquier sentimiento. Pero ahí es donde sale a relucir tu nivel de inteligencia. Son estos momentos en los que pones a prueba qué tan inteligente eres y cuánto control tienes con cada una de tus emociones. Algunos días puede que el sentimiento gane, pero estarás reduciendo ese poder que tiene sobre ti.

Recuerda que nada tiene más poder que la mente, así que debes trabajar en ambas partes al mismo tiempo. Deja de reducirle el poder a tu mente y no solo escuches la voz de tu corazón porque cuando este último tenga poder completamente sobre tus decisiones todo lo harás a través de un sentimiento y déjame decirte que eso no es rentable en tu vida y si lo aplicas a tu negocio, peor aún.

Inteligencia emocional en tu negocio

Los sentimientos pueden regir tu vida, por lo tanto, también podrían hacerlo en tu negocio. Ser una persona inteligente emocionalmente no solo repercute en los resultados de tu vida en general. Si tienes un negocio y aún no desarrollas tu inteligencia emocional ten por seguro que tu negocio también se verá afectado significativamente.

Un ejemplo muy claro en donde las emociones pueden salir a relucir es en la toma de decisiones de tu equipo o cuando ellos te enfrentan en determinadas situaciones de descontento. Este enfrentamiento está lleno de emociones, algunos de ira o de frustración y es claro que ninguno tiene tanta conciencia de lo que puede surgir de todo esto. Todos quieren decir lo que piensan lo más claro posible.

Como líder del equipo o como parte del enfrentamiento, es sencillo que las emociones también te embarguen. Pero tal como pudiste leer en el título, en este artículo quiero darte mis cinco consejos para no caer en esta red en la que te vuelves víctima de una emoción que puede afectar también a tu negocio.

1. Toma conciencia de tus emociones.

El primer consejo que puedo darte es que tomes conciencia. No hay cambios cuando uno no percibe que algo tiene que cambiar. Así que este es el primer paso, identifica cuál es la emoción que te embarga en determinadas situaciones y comprende siempre que no debes tomar decisiones cuando una emoción está presente. Recuerda siempre que cuando la emoción sube, la inteligencia baja ¡Recuérdalo siempre!

Cuando decides emprender significa que debes tomar un sin fin de decisiones, sean pequeñas o trascendentales para tu negocio. ¿Imaginas que cada una de tus decisiones se basaran en una emoción? ¿Crees que tu negocio sería exitoso o rentable? Yo te aseguro que no. Por eso, cuando una persona sabe manejar sus emociones no toma decisiones por medio de ellas. Aquel que quiera desarrollar la inteligencia emocional, tendrá que comenzar por hacerse consciente de esto: que tus emociones no son parte de tus decisiones.

2. Tómate un tiempo

No todas las decisiones son inmediatas. Algunas necesitas pensarlas detalladamente y analizarlas con el tiempo que requiera. En el mundo de las emociones, se quiere que todo sea inmediato. Es decir, es tan profunda la emoción que tratamos de resolver todo en el momento, pero no siempre tiene que ser así. Por eso mi segundo concepto es que tomes un time out o tiempo fuera.

¿Para qué el tiempo fuera? Sirve para que te tranquilices lo más que se pueda. Tomarte el tiempo que requieras ayuda a enfriar la situación y bajar las emociones. Por ejemplo, si estás en medio de una discusión con tu equipo de trabajo o con tus socios y te das cuenta que empiezas a enojarte, por favor no continúes. Pide tu tiempo fuera y aléjate unas horas, o quizá unos minutos hasta que el enojo ceda.

Si te sientes ahogado por una emoción negativa, o incluso positiva, no dudes en pedir un tiempo fuera. Respira y tómate el tiempo para relajar las cosas. Deja que la emoción haya disminuido su poder sobre ti y tus pensamientos, cuando lo haya hecho entonces es hora de retomar la situación. Es muestra de inteligencia emocional saber retirarse a tiempo de una discusión cuando las emociones están en su punto más alto.

3. No te tomes las cosas personales

Muchas veces nos ofendemos por comentarios o palabras que alguien dice. Incluso puede que las palabras no hayan sido para nosotros. Sin embargo, inmediatamente pensamos que fue dirigido hacia nosotros con la finalidad de hacernos sentir mal, de incomodarnos, etc. ¿Te recomiendo algo? No te tomes esas cosas personales, incluso si son dirigidas para ti, porque terminarás enojándote mucho, sintiéndote mal o acumulando resentimientos sin sentido.

La mayoría de las veces, las personas no nos están agrediendo y somos nosotros mismos los que ideamos estos pensamientos. Un buen emprendedor con alta inteligencia emocional no se toma las cosas personales, por el contrario, incluso aquellos comentarios que le desagradan de los demás los toma como un medio para aprender y crecer, siendo consciente que no hay nada personal en lo que está escuchando.

4. Escucha, luego hablas

Las buenas relaciones o conversaciones empiezan escuchando, no hablando. Cuando se desarrolla una inteligencia emocional una persona es capaz de escuchar siempre lo que la contraparte tiene por decir. A esta cualidad se le llama escucha activa. En un equipo de trabajo esta capacidad es muy importante, no solo para el líder de la empresa o grupo, sino para todos los integrantes del equipo.

Entiendo que el impulso natural del ser humano es hablar y defender los puntos de vista, sus percepciones y opiniones, pero esto solo hace que la comunicación se frene. Así que te aconsejo que primero escuches atentamente a los demás y luego habla. Verás que en el proceso de la escucha activa descubrirás muchos elementos que serán de gran valor para tener una buena comunicación, ser más asertivo, y por lo tanto, elevar tu inteligencia emocional.

5. Pregunta siempre, no solo a los demás sino a ti mismo

Preguntar siempre es una manera de abrirte a un mundo lleno de conocimiento. Es por eso que mi último consejo que te doy es que preguntes, pero no me refiero a que solo preguntes a las demás personas, sino que te preguntes a ti mismo siempre. Es decir, que siempre te estés preguntando el por qué de tus acciones, quién está dirigiendo cada uno de tus actos, si es tu mente o tus emociones- Siempre encuentra preguntas clave que puedas hacerte a ti mismo, a tu equipo o sobre tu negocio, esto con la finalidad de crecer y desarrollar tu inteligencia emocional.

Conclusión

Las emociones pueden ser aliadas o enemigas de nuestra vida. Un gran porcentaje de nuestras decisiones está bajo los efectos de una emoción, pero cuando decides tomar el control sobre ellas, las situaciones cambian. Te vuelves una persona más consciente de ti misma y de lo que ha estado dominando tu vida todo este tiempo.

No te conviertas en víctima de tus emociones, si sigues en esa posición nunca tendrás el control sobre tu cuerpo, mente, emociones o espíritu. Como emprendedores hay que tener el dominio sobre estos grandes factores que pueden impulsarnos o anclarnos al punto en donde te encuentras ahora mismo.

 

Artículos relacionados:

6 valores que deberías implementar para crear un negocio exitoso.

Cómo la energía alta te ayuda a cerrar más ventas.