Cuando iniciamos un proyecto, una meta, un sueño o cualquier emprendimiento solemos estar llenos de energía y ánimo, sin embargo cuando pasa el tiempo y te das cuenta que “no funciona” empiezas a culpar a terceros, a justificarte y a inventarte excusas. Eso es falta de responsabilidad por tus acciones, lo que deseo compartirte en este blog son esos enemigos de tu Emprendimiento, los que te sabotean y de los que nadie más tiene la responsabilidad más que tú. Suena duro pero así es, lo que deseo es que abras los ojos y estés muy atento para cuando aparezcan queriendo sabotearte.
No tener una Misión clara: Si no sabes a dónde vas, por qué o para qué vas con tu sueño de Emprender, será muy difícil que logres el éxito. Más allá de un trámite burocrático de establecer la Misión de tu empresa, se trata de poner en palabras el objetivo de tu negocio. Te aseguro que la misión es como un faro que alumbra el camino y te dirige de manera más clara hacia lo que quieres.
Pereza: “Mañana lo termino”, “estoy cansado” “es fin de semana y los hay que descansar” “yo ya soy dueño del negocio, que trabajen los demás” ¿Te suenan familiares estas frases? ¿Cuántas veces las has dicho a los demás, o escuchado en tu cabeza a medio proyecto? ¿cuántas veces has preferido descansar o divertirte en lugar de terminar pendientes importantes? Créeme, seguir pensando y actuando así no te llevará a ningún buen lugar, un emprendedor es proactivo y la pereza no es una buena señal.
Hacerlo sólo por dinero: Si emprendes algo que no te genera pasión y únicamente lo haces por dinero, te aseguro que tarde o temprano terminarás dejándolo, porque lo que te mueve es solo la recompensa monetaria y no un sueño. Cuando las cosas se pongan difíciles y el dinero no llegue a tu negocio querrás “tirar la toalla” y emprender otra cosa que te dé dinero rápido, pero las cosas no funcionan así. El motor principal de un emprendedor se llama Pasión por su sueño, tienes que estar apasionado por tu idea de negocio, y con ello no renunciarás, luego el dinero será solamente la consecuencia.
Rodearte de gente inadecuada: ¿Quiénes están en tu equipo? ¿los mueve la misma pasión que te mueve a ti, o están ahí por dinero? ¿tienen la Misión clara en su mente y en sus acciones? Si tu equipo no está en la misma sintonía que tú lo único que pasará es que empezarán las quejas, el desánimo y tarde o temprano se irán. Un verdadero equipo, fuerte y comprometido, es necesario para lograr el éxito, solo no podrás hacerlo y la Misión los unirá.
No invertir: Hay muchos tipos de inversión, pero yo te quiero hablar de una de las mejores inversiones: la capacitación. Si no inviertes dinero y tiempo en entrenarte (tú mismo y a tu equipo) te quedarás rezagado en conocimientos y aprendizaje. Este mundo corre a velocidad cada vez más rápida, lo que ayer funcionaba ya no funciona hoy, lo que antier era tendencia hoy ya lo vemos anticuado. Debes estar al día en técnicas, herramientas, tecnología, habilidades de ventas, libros, todo aquello que pueda reportar aprendizaje y rendimientos a corto, mediano o largo plazo para tu negocio.